Nutriendo su página falsa, de falsos a la bandera de falsos testimonios, creando burla de algo que es tan serio.
No sólo se decía esto o aquello, sino que la honra de las personas y la dignidad de nuestras parejas se ponían a la palestra. Yo por mi parte siempre he hecho caso omiso a las palabras necias y a las mentiras. Tocaba debate, si contestas das la razón porque te defiendes y si no lo haces, parecía que otorgabas. Tardé en desmentir. Hasta tal extremo llegaron las mentiras que a petición de Carmen Dolores, me dio un ultimátum que, o hablaba yo, o lo haría ella.
Pero, en un escrito puse en su verdadero sitio toda esa sarta de mentiras. Así lo hice. Sólo me limité a decir la verdad. Y así quedó claro, clarísimo como el cielo de un día de verano.
Cosas como estas eran las utilizadas por el lado oscuro para tratar de conseguir disgregar a las personas que quedaban.
Mentiras y burlas hacia nosotros ha habido muchas. Y, en concreto, hacia mí. Quizás por ser yo quien las sufría sentía que hubo muchas. Pocos, por no decir nadie del grupo salió a defender a quienes sufríamos los ataques por parte del lado oscuro.
Como siempre Carmen se echaba al hombro el peso del proyecto.
Ya no se nos invitaba, casi que por momentos parecía que nos arrastraba. El desinterés de muchos era latente.
El paso de los meses fue haciendo estragos en la mayoría y el desgaste en las últimas excursiones lograba que buscásemos responsables a quienes nos dirigían en nuestras localizaciones, a pesar de que los errores los cometíamos todos. Repito todos. Yo incluido.
Aunque algunos, y sería mentira no decirlo, parecía que no aprendían de los mismos. Quizás por no dar la talla para el puesto que le otorgaron o quizás por no querer darla.
Y llegó la etapa de los hubo:
Hubo un compañero con el que más lazos estreché en todos esos meses. No sé si por cercanía o por empatía por mi parte, porque nunca me sentí correspondido.
Con el paso de los meses me di cuenta cómo influía en mis decisiones. Constantemente, que si por qué dijiste esto, por qué escribiste aquello, cómo no contestaste esto, mira lo que hizo aquella, te fijaste como reaccionó aquel cuando…valoraba, juzgaba, cada comentario, cada intervención, me hacía ver que él tenía un lazo más estrecho con la organización, ya que al haber sido puesto como jefe de grupo tenía más información que el resto del grupo.
Movió bien sus cartas, pero esto no era un juego de barajas.
Me fue bien hasta ese intervalo de tiempo y me ha ido bien después del mismo, o eso creo, porque en medio no hacía sino enrollarme en problemas y errar en mis maneras, mis formas y demás.
Era un manipulador, enredador, chivato, correveidiles, hablaba mal de su propia familia y de sus amigos. No se que hacía yo con una persona así.
No le hago responsable de mis errores, cada uno es responsable de sus actos, pero está claro que no me beneficiaba en nada.
Nuestra relación personal, fue en deterioro a medida que poco a poco iba descubriendo de qué palo estaba hecho, y no era otro sino del palo de la envidia y de las malas formas.
A medida que iba en su desenmascaramiento, el iba levantando hacia mí dudas entre los compañeros y demás personas importantes. Yo me enteraba de todo. Fueron varias las discusiones que tuvimos, porque desde que le llevabas la contraria te hacía fos, ya que no comulgaba sino con lo que él pensaba, y ni tan siquiera era capaz de comprender que existían diferentes puntos de vista de lo que él opinaba.
Me llegó a echar de su casa considerándome “non grato” en ella. Alguna vez dejó caer algo así como, tranquilo que no te voy a pegar, jajajaja…él supo siempre que ningún miedo le tuve. Eso sí, jamás le di la espalda.
Aún así, volví a tratar de solucionar nuestras discrepancias, pero ya nunca nada fue igual.
Todo ya fue para atrás. El estaba acostumbrado a tener avasallado a quien tenía a su alrededor, creando dependencia para con él, y así controlar a su manada creyendo que era macho alfa.
Después de más de diez excursiones en las que lo hacíamos mal y en las que nos corregían a todos, nuestros errores y viendo que el no se corregía, traté de explicarle cómo yo lo haría, que no era sino repetirle lo que le habían dicho a él, en plan recordándole las cosas (en privado), para que no se lo tomase a mal. Sobrado de inteligencia estaba para dar la talla, pero por algún motivo no lo hizo.
Le facilitaba su labor, colaborando con su trabajo. Me pidió alguna vez, le imprimiese la zona de trabajo que yo me descargaba por google earth para estudiármela previamente, ya que él sabía que yo me preparaba a conciencia cada vez que sabíamos dónde íbamos a estar.
Cada vez que yo bajaba a alguien en mi coche o que subíamos la indignación salía a relucir. Con cada viaje el vaso se iba llenando. Ya si que no había vuelta atrás, tuve que enfrentarme a la situación en persona con todos delante y explicarle a la cara que lo hacía mal, porque no era mi parecer unilateral, cansado estaba de escuchar a todo el mundo quejándose por su actitud y nadie daba el paso. Le temían.
Pero como siempre, es uno el que dice las cosas y el resto se mantiene a la retaguardia aunque opine igual, por si acaso metas la pata. Esta vez me tocó a mí dar la cara. Aparte, también me sirvió para saber quien era cada uno de los allí presentes. Me situación colgaba de un hilo y temí por mi permanencia en el proyecto. Me temblaba el cuerpo entero.
Me hizo cruz y raya. No esperaba menos.
Yo por mi parte me seguía dirigiendo a él cuando era necesario, el proyecto era lo primero y mis discrepancias con él quedaban aparcadas a un lado en las horas de trabajo.
Hubo alguna excursión más, pero no logro recordar si una o dos nada más. Todo hay que decirlo y la verdad es que era un tipo fuerte y aunque se estuviese reventando de dolor jamás se quejó. Yo sabía que la agilidad no era la misma, con las piernas hinchadas de las horas de caminatas, porque él estaba operado de algo de circulación, tiraba para adelante como el que más. La verdad es la verdad. Tanto fue así que en la que creo que fue la última excursión, fui yo quien lo esperé hasta el final, acompañándolo en todo el camino, no dejándolo sólo por que se había hecho de noche y la salida era bastante comprometida.
Todos lo vieron, no lo hice cara a la galería, ni tampoco le hice sentir que yo esperaba por él, lo hice porque en ese momento era un compañero. Y así me hubiese gustado que hicieran conmigo en algún momento. Habrá quien piense lo contrario, pero fue la verdad. Yo podría haber salido pin pan y fuera y no lo hice.
Ese día, ya en la carretera el hizo un acercamiento de posturas, a la cual no me cerré, pero no fuimos a más. Ya estaba todo claro.
No estoy orgulloso de esa etapa, pero creo que me fortaleció como persona.
Pero la situación terminó en que después de su autodespido, se dejaron de hacer excursiones de entrenamiento. Y ahí terminó de decaer el ánimo de muchos.
A rey muerto, rey puesto. Y por su puesto, lo llamé y lo felicité, y me refiero con esto al terrorista de la bomba. Más adelante lo comprenderán (lo de la bomba). Le ofrecí mi ayuda y mi apoyo para lo que necesitase con respecto a su nuevo puesto. Pero éste ni tan si quiera tuvo su oportunidad de ejercer, perdió el Norte en un santiamén, haciéndose portavoz unilateral a motus propio, reclamando al proyecto sus exigencias.
Hubo quienes no quedando contentos con su expulsión trataron de arrastrar a otros mintiendo como bellacos.
Hubo quien arrastró a otros en sus decisiones, cuán perros obedientes aceptaron las decisiones unilaterales tomadas por el primero, muy triste por cierto y no tanto por quien arrastró sino por la falta de autoestima de quien se dejó llevar por su amistad incondicional.
Hubo quienes sintiéndose desdichados por la decisión tomada para con ellos, amenazaron hasta con explosionar la cueva madre.
Hubo, peor aún, quien envenenaba los oídos de sus compañeros haciendo caer dudas sobre el resto de los integrantes.
Hubo también quien presumía haber sido elegido por el equipo, menospreciando a quienes habíamos sido seleccionados por Carmen Dolores.
Hubo quienes dejaron de comentar, de participar y se desvanecieron en la neblina de la red.
Como ven hubo muchos “hubo”.
Por cierto, después de todo lo acontecido, incluso el primer rey muerto, fue resucitado e invitado a volver, con un “¡sí, coño!”, volvió y… ya nos enteraremos qué fue de él.
Les dije que la rueda de prensa se anulaba y se volvía a fijar y se volvía a anular. Así varias veces. Motivos varios.
No recuerdo cual fue el último anuncio de la rueda de prensa, pero ya va cerca de un año. Tiempo que desde entonces, sin saberlo ha pasado muy rápido.
Desde que se dejó de participar en nuevas búsquedas, el proyecto no ha parado, el equipo humano que lo conforma es inmenso, nosotros no somos nadie. Sigue y podría seguir sin nosotros. No mandamos nada, no sabemos nada y no nos deben nada. Somos prescindibles.
Después de varias excursiones a decisión propia y en familia a Las Pilas, me planteé por qué no me proponía seguir participando de las búsquedas que sabía que aún eventualmente hacía Carmen con Angélica. Quizás por cercanía o por confianza en ella, la cuestión es que se seguían encontrando cosas.
Entonces, le pedí a Carmen que por favor le comunicase al equipo mi disponibilidad para lo que hiciese falta, deseoso de poder tener la oportunidad en acompañarlas en futuras localizaciones.
Fui tan feliz el día en que me avisó para la primera de esas búsquedas que no cabía en mi mismo, de lo orgulloso que me sentía.
Desde entonces, comprendí mejor cómo debía ser un equipo de búsqueda. No era correr a ver quien encuentra algo, era ir juntos, parándonos, descifrando e interpretando el cómo, para qué, por qué esto o aquello, no dando nada por sabido, para que haciendo hipótesis de lo que veíamos nos llevara a dar con lo que buscábamos. Sin prisas, sin apuros. No sólo nuestra historia son momias, cerámicas, pinturas y huesos. Son mucho más cosas, el agua, la tierra, las plantas, la morfología del suelo, etc.
Han sido unas cuantas esas excursiones y no en todas hemos triunfado, pero los aciertos fueron de mayor porcentaje que cuando íbamos como locos.
Tirones de orejas también nos hemos llevado, sobre todo yo. Cuando se hacen las cosas mal, lo primero es reconocerlo. ¡Tenemos tanto que aprender!
Está claro que todos estaremos por siempre bajo la sospecha de la honradez, de la confianza, así debe ser. Es muy importante todo lo que hay y lo que se va a destapar para que el equipo se fíe de cualquiera.
Por último, sabemos que dicha rueda será en breve. Muchos acontecimientos así lo denotan y así está siendo anunciado en repetidas ocasiones por Carmen Dolores.
Así he vivido todo esto, así ha sido mi punto de vista particular.
No ha sido un camino fácil, teniendo que soportar intentos de convencerme que esa mujer estaba loca perdida, que el equipo no existía, que todo era una gran mentira.
No fue fácil y me imagino que será menos fácil aún a partir de que todo se desvele. Pero ojo, nadie dijo en ningún momento que lo fuera a ser.
¿Volvería a pasar por todo otra vez?, mil veces sí.
Quiero agradecer a todos los que me han apoyado en esto y en concreto a mi familia por su discreción.
Quiero como no, también dar las gracias de antemano a Carmen Dolores por mi oportunidad y al equipo por haberla apoyado en su decisión. Y a ambos a la vez, por haberme orientado cuando me he salido de la senda. Sin Uds. no podría estar aquí.
Mis más sinceras y humildes gracias.
Si Dios quiere y Uds. también, pronto nos veremos en la rueda de prensa. Y espero por supuesto, sigan contando con mi pequeña ayuda por el tiempo que quieran.
José María Álvarez Alonso